Una mujer comienza un viaje con su hijo por el río. Partiendo de esta premisa tan sencilla, Lorena Salazar Masso nos lleva por una historia tierna, dura y original. Página a página descubrimos que este es, en realidad, un relato complejo en muchos niveles.
La novela está ambientada a orillas del río Atrato, el cual, al igual que las personas, tiene su propia personalidad y carácter—ni tan caudaloso como el Amazonas ni tan emblemático como el Magdalena, pero completamente único. En este escenario, la protagonista encuentra una forma de comprenderse a sí misma, y a su vez, nos invita a los lectores a cuestionarnos nuestra propia relación con el entorno y la vida. Si la vida es realmente Una herida llena de peces, ¿cómo se ve?
La madre a quien seguimos en la historia es blanca, pero su hijo es negro. Más importante aún, el viaje que realizan juntos es para volver al pueblo donde el niño le fue entregado, y es porque la madre biológica lo quiere conocer. El viaje en bote, si bien pudo durar unas cuantas horas, nuestra protagonista lo alarga para postergar, lo máximo posible, la tan difícil tarea a la que debe enfrentarse: entregar al niño que ha criado desde que era un bebé.
Para mí, esta historia explora las dificultades de la maternidad. Y es que siempre escuchamos “madre es la que cría”, pero, ¿acaso sabemos qué significa verdaderamente criar? ¿Es madre la que le da al hijo todo lo que quiere, la que lo cuida o la que lo malcría? ¿Se puede hacer todo esto al mismo tiempo? Todos tenemos una relación con la maternidad: podemos ser madres, tener una o ambas cosas a la vez. A lo largo del río, los lectores nos vemos obligados a cuestionar nuestra propia percepción de la maternidad y a verla desde otros ángulos. Uno en particular es el de la pérdida, que, aunque dolorosa, también es reveladora.
Al mismo tiempo que esta novela nos enfrenta a eventos desgarradores, nos los muestra por lo que son: momentos que ocurren, pero que no detienen el curso de la vida. Después de cada uno de ellos, siempre llega un nuevo día, con más río por recorrer.
Finalmente, Lorena Salazar Masso nos recuerda que, aunque la realidad puede ser aterradora, es fácil perdernos en las complejidades de nuestra propia vida. En ese proceso, a veces dejamos de prestar atención a los peligros inminentes de la sociedad en la que habitamos.
María Gracia Morales